Elizabeth Bathory
En las remotas tierras de Hungría, vivía la condesa Erzsébet Báthory, una noble de sangre fría cuya belleza era eclipsada solo por su sed insaciable de juventud eterna. Los rumores que se deslizaban por las aldeas cercanas eran tan siniestros como los fríos vientos que azotaban las torres del castillo. Se decía que la condesa, obsesionada con mantener su piel inmaculada y juvenil, había descubierto un macabro elixir de juventud. Pero, el precio de tal descubrimiento era oscuro y horrendo.
Se descubrió que la condesa había estado secuestrando, torturando y asesinando a jóvenes doncellas, bañándose en su sangre virginal en una creencia perturbadora de que esto le concedería la inmortal belleza. A pesar de la evidencia atroz, la nobleza permitió que la condesa fuera confinada en sus habitaciones hasta su último suspiro, siendo recordada hasta nuestra era como “La Condesa Sangrienta”.
