El Mito de Medusa
Soy Medusa y desde mi juventud, fui conocida por mi belleza deslumbrante, una belleza que, sin quererlo, atrajo la atención de Poseidón, el poderoso dios del mar. A pesar de sus avances, me negué a ceder ante él, especialmente en el sagrado templo de Atenea. Mi rechazo desató la ira de la diosa, quien, en lugar de castigar a Poseidón, transformó mi hermoso cabello en serpientes retorcidas y me condenó con una mirada que petrificaba a cualquiera que osara mirarme.
Exiliada a una cueva en la isla de Sarpedón, mi existencia se convirtió en una lucha constante contra cazadores que anhelaban mi cabeza y su poder. Sin embargo, fue Perseo, armado con regalos divinos, quien finalmente me venció. Utilizando un espejo para evitar mi mirada petrificadora y una espada mágica, me arrebató la vida. Mi cabeza, símbolo de mi maldición y poder, fue entregada a Atenea, quien la exhibió en su escudo como trofeo de su dominio.